Qué tan cierto es aquello de que «…una imagen dice más que mil palabras». Se podría también aseverar que un público puede interpretar de mil diferentes maneras una misma fotografía. Esto responde a lo que con frecuencia repetía Ricardo Garibay: La elocuencia está en el interlocutor. Esto es, la fotografía no dice nada o muy poco. Quien tiene algo que decir es el sujeto que ve una fotografía.
Podemos afirmar entonces, que una sola imagen puede ser suficiente, para llevarnos con la imaginación, a recrear todo el entorno en el que se realizó la foto y que nos describe al personaje fotografiado; la escenografía nos habla del espacio, de la historia, la época, la moda, el contexto social, la situación económica y aspectos culturales que inevitablemente aparecen en las placas, como se les llamaba antes, en las imágenes, en las instantáneas y hasta en las actuales selfis. Por ello, la fotografía se ha convertido en una importante herramienta de análisis histórico y antropológico.
¿Por qué nos atrae una fotografía?, quizá se deba al voyeurista que todos llevamos dentro, al mirón que se asoma por la cerradura, el observador que pretende conocer y entender aun personaje a través de los rasgos de su rostro, de sus gestos, de una pose o de una mirada.
Esta pequeña muestra es una invitación para que el público conozca al escritor hidalguense RicardoGaribay.en una primera instancia a través de estas imágenes fotográficas, y para que una vez echado un vistazo a estas fotos, el público se acerque a su obra literaria, a sus novelas, cuentos, memorias y relatos fantásticos.
Una atenta mirada a sus fotografías y una atenta lectura a sus textos quizá permita descubrir similitudes entre su propio aspecto fisonómico y sus personajes literarios.
Nos quedamos con la pregunta que se hace extensiva a todo escritor. ¿Los personajes de su mundo literario son réplica de su propia fisonomía, de sus gestos, poses, miradas, semblantes? ¿El temperamento de un escritor está plasmado en alguno de sus personajes?
Por último, ahora como aseveración: ¡es importante ver el rostro del escritor para entrever su mundo interno y su obra literaria!
– Ricardo María Garibay –